lunes, 6 de octubre de 2008

Las trampas del políticamante correcto

Se considera un avanzo mirar hacia lo diferente. Intentar deshacer los prejuicios, un avanzo más. Aún más avanzado sería tener otra perspectiva: saber que los lugares desde donde hablamos dicen sobre nosotros e intentar ponerse en el lugar del otro. No basta con decir, siendo generoso o políticamente correcto, que somos todos iguales, que no tenemos prejuicios (siempre y cuando los diferentes estén cada uno en su lugar de origen).
Hace algun tiempo aprendimos que es más humano respetar al otro y las diferencias y que el prejuicio es algo feo, demodé. El desafio ahora es saber quiénes son los sinceros y quiénes están fingiendo. ¿Qué decimos quando hablamos que “ellos son como nosotros”? ¿Qué falta para avanzar hacia “nosotros somos como ellos”? ¿Qué quieren decir estos sujetos? ¿Desde dónde hablan?
Tal vez los hegemónicos crean que están haciendo mucho (demasiado) cuando saludan a los afanadores de sus edificios, cuando dan limosnas, cuando dan dinero a una ONG, y pueden dormir tranquilos. Pero esto no es respetar, en realidad, ya que es una manera de valorarse por un comportamiento “bondadoso” que uno tiene.
Puede que ahora sea peor que cuando la discriminación no era vista como fea porque hoy, lo que se creó fue una máscara, unos fingen que somos iguales pero las actitudes no demuestran eso. Hay una enorme distancia entre lo que se dice (cada vez más bonito y políticamante correcto) y las actitudes (generalmente egoístas).
Además, lo bueno no es ser igual, sino, ser efectivamente respetado en las diferencias. No hay que homogeneizar para “deshomogeneizar”.

1 comentario:

Elzimar dijo...

Ellos son como nosotros... somos el centro, la referencia, el paradigma.
Somos como ellos... bueno, tal afirmación supone un desplazamiento. Salir del centro, quizás irse a otra orilla, cambiar la mirada, ampliar la visión del mundo... ¡Qué desafío!